CONVOCATORIA

La diócesis de Sigüenza-Guadalajara emprende el camino sinodal

El obispo diocesano preside en la catedral la misa en la que se convoca oficialmente el Sínodo Diocesano.

Un millar de fieles llegados de todos los rincones de la provincia, participaron el 2 de diciembre de 2018 en la celebración de la convocatoria del Sínodo Diocesano que va tener a lugar, durante los próximos años, en la diócesis de Sigüenza-Guadalajara. De hecho es el primer sínodo que se celebra, como recoge el decreto de convocatoria, desde la reestructuración de los límites diocesanos, y la erección de la nueva diócesis el 9 de marzo de 1959. El último sínodo, celebrado hace setenta años, se llevó a cabo siendo obispo Luis Alonso Muñoyerro, natural de Trillo.

Con esta solemne eucaristía se inició un proceso de participación, en el que el obispo, Atilano Rodríguez, pide a toda la comunidad diocesana «discernimiento personal y pastoral» y «escuchar la voz de Dios», que «muchas veces tendrá su origen en la escucha a los hermanos». En su homilía monseñor Rodríguez Martínez se ha refirió a la Iglesia, como en tantas ocasiones hace el papa Francisco, como «hospital de campaña, que acoge y ofrece curación de sus heridas a todos».

 El prelado reconoció que decidió convocar el sínodo «considerando los profundos cambios sociales, culturales y religiosos de los últimos decenios». Además, como ya ha repetido en otras ocasiones, cree que puede ser una ayuda para el gobierno de la diócesis y para la renovación de pastoral diocesana y servirá para «afrontar los retos pastorales en este momento de la historia».

Solemne celebración

La celebración, que tuvo lugar en el crucero de la catedral seguntina, fue presidida por el obispo acompañado de más de un centenar de sacerdotes que llenaban la capilla mayor, junto con los religiosos. Tanto el crucero como las naves catedralicias y el altar de la Virgen de la Mayor, estaban repletas de laicos. Junto al obispo, en lugar destacado concelebraron el deán del cabildo, Jesús de las Heras, el vicario general, Agustín Bugeda y el secretario general del sínodo, Ángel Luis Toledano.

La eucaristía estuvo repleta de signos. Representantes de los diferentes grupos de edad y de los distintos carismas fueron los protagonistas. La oración se intensificó por todos los habitantes de la diócesis, por los que se ocupan de la vida pública, por los que sufren y por los que participan en los trabajos sinodales.

En el ofertorio, junto al pan y el vino, quedaron como recuerdo de este inicio del camino sinodal en el templo catedralicio, un cirio y una planta que habrá que empeñarse en cuidar, como empeño habrá que poner para conseguir la participación de toda la comunidad diocesana, tanto en la etapa de sensibilización, como en la de los grupos sinodales o en la de la celebración del sínodo propiamente dicho.

En la emotiva celebración en la catedral el secretario general del sínodo, animó a todos los participantes a comprometerse en la «aportación reflexiva en las parroquias, comunidades y movimientos», así como en «la acogida cordial de las conclusiones a las que llegue la asamblea sinodal». Todo «con respeto mutuo y en diálogo fraterno para responder de forma más adecuada a la condición misionera y evangelizadora de nuestra Iglesia diocesana».

Con el anuncio que el obispo diocesano hizo ante los medios el 21 de mayo de 2018 de la convocatoria de este sínodo, se llega a la que será la décima tercera asamblea sinodal de nuestra diócesis en varias etapas históricas.

El primer sínodo del que se tiene constancia, en el antiguo obispado de Sigüenza, fue convocado en 1380 por Juan García de Manrique. En los siglos posteriores, antes del Concilio de Trento se alcanzaron a realizar otros cuatro sínodos. Desde Trento al Vaticano II se celebran otros siete. El que ahora se está viviendo será por tanto el XIII Sínodo Diocesano de Sigüenza-Guadalajara.